domingo, 26 de mayo de 2013

Detección de la mentira ( Tips), las ciencias aplicadas al derecho

Por: El Dr. Claudio Giannone

Actualmente y con los vertiginosos cambios que se experimentan en la sociedad, muchos de ellos, en el campo tecnológico, el derecho no debe estar ausente o mirar hacia "un costado".
Tanto las nuevas herramientas informáticas como el empleo de las ciencias "no convencionales", deberían ser empleadas en beneficio de una mejor concepción y desarrollo de la justicia.
Y en esta nueva concepción, tanto los jueces como los profesionales del derecho,deberían ampliar los horizontes a fin de que dicha inserción, sea no solo en beneficio de los justiciables, sino redundar en una mejor administración de Justicia.
La psicología, la sociología, la lingüística y comunicación, la Semiología entre otras. aportan desde sus respectivas aplicaciones, el rico bagaje empírico que escrudiña la psiquis humana. 
Los jueces como encargados de la aplicación de las leyes, deben acompañar y alentar una nueva visión del derecho, como bien lo sostenía el maestro Augusto Morello al decir:“Si los operadores no cambian de mentalidad –como los políticos de promesas, fugándose de la realidad- y se aferran a sus hábitos en la confortable rutina de lo establecido, que conocen y preservan contra viento y marea, ningún aggionarmiento sólo legal traerá beneficios".
Por ejemplo, hoy abordaremos, la tendencia cada vez mas encumbrada de prestar atención al lenguaje corporal, puesto en el tapete de la atención y conocimiento a través de series como Lie to Me aporta nuevas herramientas a considerar para su aplicación en los procesos judiciales.
Esta serie, basada en los trabajos realizados por el psicólogo Paul Ekman, el cual y luego de varios años de estudio, establece que existen más de tres mil gestos faciales, comunes a todas las culturas, que son capaces de revelar los verdaderos sentimientos de las personas aunque muchas traten de ocultarlos.Estas son las denominadas micro-expresiones faciales, que son gestos involuntarios que duran centésimas de segundo y que pueden revelar el estado anímico que queremos ocultar. Y es allí donde se halla la mentira.
Sostiene Paul Ekman"Cuando interrogamos a alguien acerca de algo que ocurrió, de manera involuntaria el sujeto desvía la vista para recordar. El mentiroso, en tanto, "vomita" su discurso porque tiene todo aprendido y no tiene que explorar en sus recuerdos".
Para los expertos en Psicología forense, cuando se miente se dejan pistas en tres ámbitos. El primero, en el físico. Aumenta la tasa cardíaca y la respiración, pero también se enrojece y sudan, e incluso tiemblan, las manos.Un segundo, en gestos de conducta. Aunque si no se conoce a la persona es más difícil, pues cada uno tiene sus propios gestos. No obstante, cuando se miente no se mira a los ojos y se mueven menos las manos y los pies. Se tarda más en contestar y el que miente hace más pausas. 
Otros indicios, menos fiables, son taparse la boca o tocarse la nariz.
Y en el tercero, en el mensaje que se trasmite durante la mentira. Se dan pocos detalles; si se hace referencia a conversaciones no se repiten citas textuales; no se hacen referencias temporales o espaciales, ni se aportan percepciones sensoriales (olores, ruidos, sabores). Ni se dan detalles de situaciones imprevistas pero secundarias durante la historia. El que miente incluye en la historia la mayor proporción de verdades posibles, intercalando las mentiras.
Por otro lado en estudios realizados por Albert Mehrabian sobre actitudes y sentimientos y encontró que en ciertas situaciones en que la comunicación verbal es altamente ambigua: 7 por ciento el sentido verbal, 38 por ciento el vocal (tono, matices y otras características) y un 55 por ciento las señales y gestos.
Mehrabian concluyó que en una conversación rostro a rostro, la eficacia de transmitir un mensaje radica un 35 por ciento en el componente verbal y un 65 por ciento es cuestión de comunicación no verbal.
Algunos tips a tener en cuenta: Un parpadeo rápido y la falta de contacto visual revelan que el cerebro está trabajando. Dicho de otro modo: decir la verdad es una operación más sencilla para el cerebro, pero la persona que está hablando no se está sintiendo cómoda con lo que dice. Sin embargo, probablemente la señal más conocida para detectar la mentira es que una persona mire hacia arriba o a la izquierda cuando habla. El lado derecho del cerebro, donde reina la imaginación y donde nace la osadía, está vinculado al lado izquierdo del cuerpo.
La mirada a la izquierda cuando se mira a alguien significa que posiblemente está mintiendo, ya que está creando una respuesta. La mirada hacia la derecha,denota el estar recordando una imagen o evocar algún sentimiento
Otros gestos que denotan mentira, son rascarse el cuello, tirarse del cuello de la camisa, apretar los dientes o reírse con la boca muy cerrada.
El mentiroso tiende a evitar la alineación frontal directa, y usualmente se sentará usando un lenguaje corporal de brazos y piernas cruzados, como si estuviese congelado.
Cuando las personas dicen la verdad, usualmente hacen gestos con las manos que enfatizan y coinciden el ritmo de su discurso, una condición natural cuando estamos convencidos de lo que estamos diciendo. Las personas poco sinceras controlarán mucho más sus manos y harán pocos gestos con ellas.
Cuando una persona miente, las pausas entre cada palabra que dice aumentan sensiblemente.
la dilatación de las pupilas, evitar el contacto visual con quien interroga, las sonrisas nerviosas o inmotivadas y los intentos evidentes de auto-control que suelen no tener éxito, como manipular objetos, o frotarse inquieto las manos o piernas.
Si el peso de la persona reposa sobre un lado del pie o los talones, probablemente está siendo falsa, miente o retiene información. Los tobillos cruzados pueden significar que no quiere revelar algún dato o emoción.
Las flexiones del torso hacia adelante puede expresar interés y hacia atrás desinterés. Una persona que no es sincera es en general menos expresiva con las manos, aquellas que enseñan palmas y extienden dedos, indican franqueza.
Una sonrisa mentirosa, por ejemplo, se detecta cuando la parte inferior de la cara muestra los dientes, pero los ojos no se arrugan, mientras que el hecho de rascarse la nariz ante preguntas comprometedoras, se le conoce como efecto pinocho.
Esto es porque cuando una persona miente se pueden dilatar los vasos sanguíneos de la nariz, de tal forma que se hincha, aunque este aumento de tamaño no es visible, el efecto final, unido a la sudoración, genera la necesidad de rascarse.
No obstante y esto es lo importante, estos micro-gestos no se pueden interpretar por separado para no obtener conclusiones erróneas, sino que deben leerse en un contexto global, lo cual lleva a ejercitar esta técnica.
Todas estas pautas de comportamiento, analizadas en un contexto general, pueden dar los indicios necesarios a un juez o un abogado para detectar cuando se esta frente a alguien que no esta diciendo la verdad sean las partes o los testigos del caso.
El testigo puede tener diversas razones para no decir la verdad. De todas las cualidades, esta es la más importante. El testigo puede tener excelente memoria, buena percepción y sabe comunicar sus ideas, pero si el testigo tiene alguna razón para mentir el caso se arruina.
Un buen investigador debe tener una mente inquisitiva "templada por el conocimiento de la mente humana" y ser buen observador (ser buen observador supone que uno observa al testigo en sus gestos y ademanes, buscando lo que éste no dice con las palabras, sin que el testigo se dé cuenta de que está siendo observado). 
Un investigador diestro estará alerta, en busca de cualquier inconsistencia, debida a fenómenos psicológicos, en la historia narrada por un testigo.  
La prueba testimonial presenta gran complejidad para su apreciación, debido al carácter eminentemente subjetivo que reviste, el juez al realizar su valoración de la declaración de los testigos deben tomar en cuenta ciertos factores de cuya concurrencia dependerá su credibilidad como ser: La persona del testigo, su idoneidad, moralidad, capacidad de percepción del hecho, afectividad, estado psíquico. La fidelidad del testigo no es suficiente garantía de absoluta certeza en sus dichos, otros múltiples factores de órdenes subconscientes, de niveles mentales e imaginativos, vician declaraciones testimoniales de elevada moralidad y buena fé, de estas circunstancias, deriva la enorme significación que tiene para un juez, una correcta ponderación de los testimonios que recibe. Pero lo dicho anteriormente no es todo, el juez debe también imperiosamente, atender al contenido de la declaración, el hecho motivo de la misma debe ser verosímil y siendo la verdad sobre el hecho relatado, el testigo no debe incurrir en contradicción. La contradicción puede surgir entre varios testigos de una parte o entre testigos de ambas partes o bien con otrora prueba obrante en autos. La concordancia en el relato de un hecho, no significa identidad, pues aún cuando haya discrepancia de detalles, las declaraciones no se destruyen por eso, sino se corroboran, de suerte que dos declaraciones sobre un hecho, por su naturaleza sucesivo, continuo o genérico, hacen plena fé. El modo de prestar declaración, también debe ser tenido en cuenta, pues si ella es prestada con animosidad, oscuridad o afectación que revele la parcialidad del declarante, ello va en desmedro de la veracidad del testimonio. Todos estos elementos de apreciación, a los que falta agregar el cumplimiento de las formalidades legales, integran el concepto de las llamadas reglas de la sana crítica, que el juez debe tener presente al realizar la valoración de la prueba testimonial. El juez, reitero, debe tener muy presente que los testigos como humanos que son, suelen moverse dentro de las dos coordenadas del odio o del amor, o entre los lazos del parentesco, o de familia, y también, porqué no decirlo, se dejan llevar y seducir por las solas y espontáneas simpatías o antipatías. Todo Juez bien avisado siempre será consciente de que el hecho que el testigo retransmite a posteriori, está recreado de alguna manera. En esta tarea de apreciar la prueba testimonial, no puede olvidar el juez que está realizando una operación bastante delicada, a saber: realizar una crítica sólida y fundada, para lo cual, debe echar mano de los dictados de la lógica, de los principios de la psicología experimental y judicial y de las sabias reglas de la experiencia que tienen el valor de máximas y que nos ofrece la vida diaria. Cuando el juez ha procedido así, cribando con crítica certera, tendrá unos elementos de convicción mediante los cuales podrá justipreciar, sopesar y valorar todo y sólo el caudal probatorio recogido. El prestigio y la autoridad del juez radica, no en la manera impecable como redacta y confecciona la sentencia reproduciendo en ella largas versiones de testigos, sino en saber ponderar y valorar en la balanza del joyero el valor y la verdad de los asertos. 
Ya lo decía enfáticamente el eximio procesalista Piero Calamandrei: "Se repite con frecuencia que la prueba testimonial es el instrumento típico de la mala fe procesal; y que de testigos desmemoriados, cuando no sobornados, la justicia no puede esperar más que traiciones. 
Será verdad; pero yo me temo que de esta tradicional lamentación contra la falacia de los testimonios puede ser en gran parte responsable la ineptitud o la holgazanería de los encargados de recibirlos. 
Cuando se ve que, en ciertos Tribunales, los jueces delegados para la instrucción de los asuntos civiles acostumbran (acaso por estar excesivamente cargados de otras funciones) dejar a los secretarios o a los procuradores la delicadísima misión de interrogar a los testigos, hay razón para pensar que si éstos no dicen la verdad, la culpa no es toda de ellos. Un juez sagaz, resuelto y voluntarioso, que tenga cierta experiencia del alma humana, que disponga de tiempo y no considere como mortificante trabajo de amanuense el empleado en recoger las pruebas, consigue siempre obtener del testigo, aun del más obtuso y del más reacio, alguna preciosa partícula de verdad".
y finalmente agrega: "Sería conveniente que en la preparación profesional de los magistrados se comprendiesen amplios estudios experimentales de psicología de los testigos; y que en las promociones, más que a la sabiduría con que el juez sepa leer en los códigos impresos, se considerase título de mérito la paciente penetración con que supiera descifrar las criptografías ocultas en el corazón de los testigos."

No hay comentarios:

Publicar un comentario

En el blog, te comentamos lo que hacemos en IPEM: Nuestros cursos, talleres y eventos académicos. Si lo deseas, puedes enviarnos tu solicitud de miembro adherente. También puedes leer doctrina, jurisprudencia y nuestros boletines informativos. ipemasoc@blogspot.com". Un blog de I.P.E.M....Iniciativa Profesional para El nuevo Milenio (I.P.E.M)

Suscripción vía Feed

Enter your email address:

Delivered by FeedBurner

Get our toolbar!